La cifra de víctimas en Gaza alcanza los 900 muertos y 4.100 heridos, nos informa el periódico italiano La Repubblica. Mientras tanto aumentan las divisiones en el seno del gobierno israelí respecto al mejor momento para realizar una retirada. Por un lado, el Primer Ministro, Ehud Olmert, sigue rechazando las llamadas de la comunidad internacional a un alto el fuego, y por otro la Vice-Primera Ministra, Tzipi Livni, y el Ministro de Defensa, Ehud Barack, expresan sus dudas respecto a una posible ofensiva por tierra en el corazón de la Ciudad de Gaza. Los medios israelíes, que en los últimos días han demostrado que incluso en tiempos de guerra caben las reflexiones críticas, y en ocasiones muy críticas al desarrollo del conflicto, mantienen la preocupación por la hostilidad de los medios europeos ante las razones esgrimidas por el gobierno hebreo, aunque el Jerusalem Post mantiene la línea dura de que no quedaba alternativa a la ofensiva militar, y que de no haber actuado, la situación sólo hubiera empeorado las perspectivas de un eventual proceso de paz liderado por Barack Obama.
El gobierno israelí ha redoblado sus esfuerzos en la guerra mediática, y ha invitado a Joe el Fontanero-, sí, el mismo Joe de la campaña de John McCain-, a visitar a los pueblos del sur de Israel, para que él mismo vea el sufrimiento de la población israelí por los continuos bombardeos de Hamás. Según Joe, a los medios israelíes lo que les falta es suficiente patriotismo.
Pero en el décimo octavo día del conflicto, la situación cada vez más dramática en la franja de Gaza, las tensiones provocadas no sólo con el mundo árabe sino en las relaciones de Israel y sus aliados europos, así como el rebrote de antisemitismo en Europa y Estados Unidos, dan a pensar que por muy justificada que fuera la reacción inicial de Israel, ya ha llegado el momento de buscar una salida.
El francés, Le Monde, nos informa de la condena del Presidente Nicolas Sarkozy al ataque del domingo con nueve cócteles molotov a una sinagoga parisina, y el italiano, Corriere de la Sera, publica un interesante artículo de Angelo Panebianco en el que analiza los cambios en las esquemas que guiaban a la opinión pública europea en torno a Oriente Medio. Según el periodista, hasta los años 60/70 los europeos más próximos a las ideología soviética se simpatizaban más con la causa palestina, al percibir a Israel como un ejemplo de imperialismo norteamericano. Posteriormente, con la crisis de petróleo, aumentaría la necesidad de llevarse bien con el mundo árabe y perdería terreno la relación con el país hebreo. En cambio, ahora a principios del siglo XXI se incorpora un nuevo elemento al conflicto con el auge del fundamentalismo islámico, de manera que hoy en día las posiciones a favor y en contra de Israel pueden medirse también en base a razonamientos de naturaleza religiosa.
De todas formas, las tensiones no son sólo externas. El Parlamento israelí acaba de prohibir la participación de dos partidos árabes en los próximos comicios después de que un diputado del partido, Pacto Democrático Árabe, arrojara a su colega de la formación centrista, Kadima, las palabras, "¡Tú bebes sangre de los palestinos, eres un racista!"
El jefe de gobierno del grupo terrorista Hamás, Ismail Haniye, ha afirmado, según La Vanguardia, que trabaja en dos frentes, y una es la política. Parece que ha habido progresos en la mediación de Egipto, aunque a día de hoy el final del conflicto sigue pareciendo más lejano que nunca.
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Esta noche he vivido una pesadilla que, aunque soy viejo y a nadie le
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Hace 1 día
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